CAPITULO 1 - #9




Capitulo 1: De Una

 #9 Podrido


 
Dibujo por V.T. Abdala
 

Febrero, Teatro de Verano. Al caer la tardecita, la gente ya se iba arrimando a las butacas. Era la primera fecha del carnaval, y la murga Margarina Light cerraba la noche.



Empezaba el couplet. El escenario estaba ocupado por un par de murgeros, y uno de ellos anunciaba que había llegado el apocalipsis zombi. "¿El qué?", contestaba el otro. "¡El apocalipsis zombi, pelotudo!". "¿El apocalipsis Rombai? Ay, ¡nooooo!" "Zombi, bolas tristes, ¡zom-bi! Muertos vivos" "Ahhh, ¿se va a llenar de hinchas de Nacional?" "Pero no, cara de bola. Mirá, ahí viene uno." Acto seguido, un integrante de la murga apareció en escena, disfrazado de muerto viviente, haciendo ruidos gruturales, que el público acompañó con risas.

El murguero vestido de zombi se acercó a uno de sus compañeros, quien simuló entrar en pánico e intentar alejarse del supuesto monstruo, el cual se le acercó rápidamente. "Demasiado convincente, ¡la mierda que saltaste!", le dijo cuchicheando, pero su compañero no reaccionó . Lamentablemente, fue lo último que dijo, porque el murgero zombi lo mordió en la yugular, mátandolo instántaneamente. El tercer integrante comenzó a echarse hacia atrás y se retiró hacia los camerinos, pero ya no era actuación, a diferencia de lo que creyó el público, que miraba atento el "espectáculo".

La sangre del finado manaba a borbotones, y la gente, pensando que era parte del repertorio, estalló en carcajadas y gritos de asombro, hasta que la cabeza del ínterprete se desprendió de su cuerpo y rodó por el piso, cayendo a los pies de un abonado, una persona un tanto mayor, que se desvaneció al instante.

Estalló el caos. El caos total. La gente empezó a tratar de salir del teatro, mientras la policía luchaba por tratar de contener la turba que se les venía encima. Fue una batalla campal, todos contra todos. La gente no discriminaba entre niños, mujeres o ancianos para pisotear, patear, empujar o golpear. Todos querían salir del Teatro a toda costa.

Mientras tanto, el zombi que estaba en el escenario comenzó a perseguir a todo aquél que tenía cerca, sin decidirse por ninguno - como cuando uno va a un buffet de comida china y no sabe con qué plato quedarse-. Así mismo, de las bambalinas salieron más integrantes de la murga, algunos infectados y otros luchando contra los mismos, pero sin éxito alguno. 

A dichas criaturas se les sumaron otras que estaban entre el púbico. Destacaba un monstruo que tenía la cabeza desorbitadamente grande, tanto así que apenas se podía mantener en pie, a lo que un niño gritó: "¡¡¡Ay mamá, los cabezudos!!!" para ser posteriormente devorado por la abominación.
Un par de vedettes de una revista que había actuado anteriormente, ya convertidas en zombis, empezaron a atacar a uno de los conductores de los camiones, quien en un principio había pensado que su noche sería inolvidable.


La poca gente que logró escapar trepó la explanada de pasto, para tratar de correr hacia las canteras del Parque Rodó, pero el caos no sólo reinaba en el Teatro, sino también en toda Montevideo: autos chocados, cadáveres por todos lados, un avión estrellado en la lejanía, etc. Ya no había esperanza. Todo estaba perdido. El carnaval se había podrido.



Escrito y editado por: Fernando Benítez

Dibujo de: V.T. Abdala