CAPITULO 1 - #7



Capitulo 1: De Una

#7 Desconcertado



Dibujo de Dinoman


Después de estar media hora esperando a Tito, apareció de la nada en su auto y me dijo: - Luis, mirá lo que conseguí - mostrandome una bolsita con cucumelos. -¡Nooooooo!- le dije, en tono burlón, y nos metimos a la casa de mi vieja a preparar el té.


Apenas pudimos lo tomamos de una y volvimos a la vereda a prender un verde. Sí, ya se, estábamos re locos.

-No pega esto.- le dije. -¿El qué? ¿El faso o el cucu?- Me preguntó, y de repente veo en camara lenta gente corriendo en todas direcciones, -¡¡A la mierda!!- dije en voz alta, a lo que Tito dijo: -Me cayó mal e té, hace rato veo a un tipo comiendose una jubilada en la esquina-
-¡¡¡Paaaaaa!!!- exclamé - Vamos a dar una vuelta en el auto para despejarnos- le sugerí, y nos fuimos para el centro.

Nos detuvimos en la plaza y abrimos las ventanas para dejar salir un poco el humo. Durante un buen rato, todo estuvo tranquilo y en silencio, hasta que de golpe empezaron a sacudir el auto re zarpado y yo gritando le decia: -¡¡¡Arrancá boludo que quieren faso!!!- a lo que Tito aceleró con todo y pasó por encima de varios tipos enfermos, babeándose el porro, o eso fue lo que pensamos en ese momento. -¡¡¡¿Qué hiciste?!!! ¡Ahora vamos en cana boludo! ¡Dale escondé el auto en algun lugar!- le dije.
Tito miraba para todos lados re perseguido. -Vamos a lo de Sergio-, me dijo.

En el camino miraba la ciudad y era cualquiera. La gente enloquecida, enferma y matándose los unos a los otros; hasta vi un rengo tirarle la muleta a uno, caer al piso y ser mordido en los huevos. Ya no eran personas, eran horribles criaturas.

Llegando a lo de Sergio, golpeábamos la puerta desesperados y nadie atendía, ni si quiera llamándolo por su nombre. Tito toco la ventana y estaba abierta; nos mandamos para adentro. Al entrar tropecé con una mesa y caí de pico al piso junto con un cuaderno que estaba ahí. Mientras Tito buscaba a Sergio me colgué con el cuaderno. El tipo había escrito y dibujado muchas cosas, y al prestar más atención noté que eran las criaturas que andaban en la calle. 

Zombis, ogros, cabezones, largos, entre otros. Tito venía del patio con una pala en la mano y en eso escuchamos el ruido de la sisterna viniendo del baño. No tuve tiempo de saludar a Sergio, Tito le pego con la pala en la sien y ahi quedó. De golpe un grito horripilante se escuchó, y desde el patio vino corriendo un loco ensangrentado desesperado. -¡¡¡Dejaste la puerta abierta, Tito!!!-  grité, pegué un salto por la ventana y me fui a la mierda. 

Ahora estoy solo, leyendo el cuaderno y esperando que se me pase el efecto de los hongos.


Escrito por: Mauricio Martínez

Editado por: Fernando Benítez

Dibujo de: Dinoman